Este año, Jirka y yo nos hemos ido a hacer un viaje por Andalucía, la región más meridional de la España continental. Andalucía está llena de luz y color, aromas, pueblos blancos, playas solitarias en el Atlántico, playas atiborradas en el Mediterráneo, comida, vino, cerveza, montañas, música, viento, pero también caos, ruido, mucho calor y muchos mosquitos.
No hemos visitado toda la comunidad. Imposible, es tan grande! Nos falta Jaén, Córdoba y Huelva. Yo quisiera profundizar los pueblos del interior, ya que no hemos visto apenas ninguno.
Empezamos nuestro tour en Almería, nuestra provincia favorita. Ya sé que la ciudad no tiene un patrimonio como Sevilla o Granada, aún así, nos gusta mucho, porque tiene un ambiente único, las calles siempre están llenas de gente, las personas son alegres y se come y se bebe muy barato. Las tapas aquí vienen con la bebida, a no ser que se indique lo contrario. Pero no es como en Granada, que te ponen lo que tienen, no, aquí tienes una carta o una lista bastante extensa y puedes pedir lo que quieras, sin problemas. En la ciudad, los bares parecen competir en quién tiene la mejor tapa, o lo que es lo mismo, la más grande. Hemos ido a un bar que te ponen jamón ibérico, otros que tienen almejas, pescaditos, pinchos morunos... todo bueno y todo grande, que con un par de tapitas te pones hasta las cejas.
Almería ya la conocíamos. Mi madre es de un pequeño pueblo en la sierra de los Filabres, cerca de Tabernas, llamado Senés. De pequeña iba cada año, pero en los últimos tiempos no subía al pueblo para quedarme en Almería e ir al Cabo de Gata. Jirka vino el año pasado también, y le llevé a las mejores playas (a mí me gustan solitarias y nudistas) que yo conozca. Este año decidimos ir a Senés, en fiestas. Blanqueamos la casa con cal, bueno, yo me quedaba con la abuela mientras los demás trabajaban duro :)
Volví a ver a viejos amigos de la infancia, a quienes no había visto en años. Mi prima y yo decidimos que intentaríamos ir cada año, para no volver a perder el contacto. A Jirka le encantó el pueblo. Lo que más le gustó fue el bar de Maria Blanco, el que está debajo de la cuesta, por las vistas de la terraza y Mari Ángeles, quien le cayó muy bien aunque apenas sí hablaron. Lo que más le sorprendió (y confieso que a mí también) fue el haber conocido a una chica que hablaba checo... allí, en aquel pueblecito de menos de 300 habitantes y perdido en mitad de las montañas de Almería!
Y llegaron las Fiestas de Senés, y con ellas unos calores que nadie recordaba nunca de haber pasado allí. Bailamos pasodobles, el vals de Sabina varias veces, alguna rumbita y algún cha-cha-cha, aunque la verdad es que poca gente se animaba a bailar, al menos al principio. Luego, por las tardes, vimos las relaciones de los Moros y Cristianos, que estrenaban traje, y la verdad es que eran muy guapos. Nosotros también nos disfrazamos de moros.
Había unos que se disfrazaron de jeques árabes, que sería la versión rica y moderna.
El sábado hicimos barbacoa en casa. Había pinchitos de pollo y de cerdo, chorizos, morcillas, y marisco. Comimos como reyes, pero sobre todo Jirka, que no había comido nunca estas cosas.
Y ya está, el domingo, después de comer un arroz con pollo buenísimo, nos fuimos para Granada. Pero eso será otra entrada.
Buen resumen!! Aunuqe no recuerdo que hubiera marisco en la barbacoa, solo carnaca!! :)
ResponderEliminarCris.
No? creo recordar gambas, jibia y esas cosas... a lo mejor me confundo, con todo lo que he comido estas vacaciones!
ResponderEliminarNo, no!! solo habia carne!!jajaja
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