Perdón por esta nueva entrada, ya que no tiene nada que ver con los viajecillos por Italia que estoy haciendo. Sin embargo, sí que tiene que ver con distintas personas que he ido conociendo a lo largo del camino. Creo que todas las personas son especiales y que el concepto de "ser normal" no existe, ya que nadie es igual a nadie.
Hace ya unos años que reflexiono sobre el concepto de vida y de muerte. Todo empezó con la enfermedad y muerte de mi abuela paterna, la muerte repentina de dos amigos, otra muerte de un vecino, la vida y muerte de mi abuelo paterno, el cambio de sexo de un conocido (ahora conocida), el fin anunciado de la relación más larga que he tenido hasta ahora, y el comienzo de mis andaduras europeas. Siguió con la muerte anunciada de mi abuelo materno, y la enfermedad de dos amigas queridas. Todos hemos pasado por esto, si no peor.
La muerte es parte del ciclo de la vida. Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Algunos no llegan a reproducirse, otros desgraciadamente no llegan a crecer, pero todos morimos. En el mundo hay 7 billones de habitantes, demasiados. La esperanza de vida y su calidad se han alargado tanto que, cuando alguien entre 60 y 70 años, lo consideramos joven, una muerte prematura (al menos en el mundo occidental). Nos cuesta asimilar la muerte, es por eso que luchamos contra enfermedades, que queremos encontrar una cura contra el cáncer o contra el SIDA, porque son enfermedades que matan. Yo no lo creo así. Yo tengo miedo al dolor, y por eso estoy en contra del alargamiento de la vida: prefiero morir joven a morir con Alzheimer o cáncer a la edad de 90 años.
No sé si me estoy explicando, es la primera vez que plasmo mis pensamientos por escrito. No importa el tiempo que se viva, mientras se viva con dignidad y entereza, y haciendo lo que se crea que se tiene que hacer por el bien de uno mismo, y de los demás. Esa es la verdadera vida que busco, sea larga o corta. Vivir con dignidad. Ser fiel a mí misma y a mis principios, y darlo todo a la gente que quiero, pero también a los demás. Hemos perdido el verdadero valor del dinero, cosa que nos hace comportarnos de una manera vil y creando desigualdades sociales, sobre todo al nivel de estado o de gobierno.
Por supuesto, las muertes prematuras duelen a los vivos. Me acuerdo a menudo de mis dos amigos, muertos repentinamente antes de cumplir 25: ella en un accidente de coche y él con un fallo multiorgánico mientras trabajaba. Ni siquiera fui capaz de ir a los funerales, no quería admitir que se habían ido. Pero el caso es que lo hicieron, tal como se fueron otros. A medida que el tiempo pasa, el dolor disminuye, y nos hace sonreír cuando pensamos en momentos compartidos. Yo me quedo con eso. Lo peor es admitir que no va a haber más momentos con esas personas, pero la vida es así, y tenemos que aceptarla tal y como nos viene. Imagináos qué horroroso sería el mundo si las personas no murieran. Pero el recuerdo continúa y pervive en las mentes de quienes nos conocieron y eso es lo importante. Saber vivir con dignidad y respeto, con alegría y con fidelidad a los principios, sin hacer daño premeditado: así es como nos recordarán con cariño, así es como pasaremos a la historia de las vidas de los otros. Mi abuela paterna y mi abuelo materno padecieron enfermedades largas y dejaron de ser independientes mucho tiempo antes de morir. Necesitaban asistencia constante, y mi abuela gritaba: "Dios mío, por qué no me llevas?" Cuando murió descansamos todos. Y creedme, yo jamás le he deseado la muerte a nadie, pero eso no era vida.
Las decisiones que tomamos influencian o cambian nuestra vida, también dependiendo del tipo de decisión. Yo me acuerdo del amigo de un amigo que cambió de sexo, de forma completa. No sé nada más de ella, pero al principio no podía ni siquiera dormir. Su vida giró 180 grados, matando, por así decir a su masculinidad. Cuando era hombre caminaba con tacones con mucho mejor estilo que yo, y también era mucho más femenino. Sin embargo, al tomar la decisión de cortar su pene, algo cambió en él, y se deprimió hasta el punto que mi amigo pensaba que se podría suicidar. No sé qué ha sido de ella, pero espero que haya pasado lo peor y que disfrute de su nueva condición de mujer en cuerpo de mujer.
Hablando de decisiones, aunque no tan vitales, el hecho de que mi pareja durante 4 años decidiera irse a Canadá y yo a Grecia, también nos cambió la vida. Siempre le recordaré como mi primer gran amor, así que siempre le guardaré un cariño especial. Sin embargo, cuando se fue, creo que ambos sabíamos que no duraríamos mucho más. Teníamos problemas serios de pareja, pero no queríamos admitirlo y ninguno de los dos quería pronunciar esas palabras tan dolorosas: te dejo. Aunque yo quería irme a Grecia, me hubiera ido con él a Canadá, pero no lo hice. Y él tampoco me lo pidió. Así que nos separamos, yo seguí mi destino y él el suyo, hasta que poco a poco dejamos de hablar y al final nos dejamos, sin pronunciar las palabras cara a cara. A veces pienso en la cobardía de ese momento, y decidí, desde ese momento, ser más valiente. A veces me cuesta mucho enfrentarme a situaciones desagradables, pero intento hacerlo.
En fin, perdonad por este post. Espero no haberos deprimido, necesitaba sacar esto afuera.
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