martes, 24 de abril de 2012

Marconi

Creo que ya lo he dicho varias veces: me gusta mi barrio. La zona tiene una calle principal, el viale Marconi, y se encuentra al otro lado del río. Tiene tiendas abiertas de lunes a domingo, bibliotecas públicas, mucha vida, bares, cafés, heladerías, supermercados, cines... en fin, de todo un poco. Los domingos hay mercado, y qué mercado! Porta Portese es quizá el mayor mercadillo de Roma y, aunque se puede encontrar de todo, muchas tiendas se repiten en diferentes lugares del mercado. Pero venden de todo a buen precio.

Sin embargo, he descubierto que no es un área demasiado segura. He visto carteristas en acción e, incluso, intentaron robarme a mí en una ocasión (y eso que llevo menos de un mes por ahí). Se trata de gente más o menos joven, que actúan de dos en parejas o pequeños grupos. Hay también un grupo de gitanos que vive debajo del puente y, aunque jamás los he visto haciendo nada malo, ayudan a crear un clima de inseguridad y de suciedad. También hay bastantes sin techo, algo normal teniendo en cuenta que es un área comercial.

Es un barrio de clase obrera. Sobre las 6.30 se despierta, se llena de coches (y de bocinazos) sobre las 7.15, y a las 7.40 ya hay atascos: parte de la relación amor/odio que tengo con Roma es debida precisamente al tráfico!
Me encanta que sea así. Donde vivía antes, en la pijísima EUR, lejos de todo, no había casi movimiento, las calles estaban siempre vacías, la compra se hacía en supermercados, porque no había fruterías, carnicerías, pescaderías o, si las había, ya habían cerrado cuando yo llegaba de trabajar.

En fin, con los pros y los contras, me gusta mi barrio!

Perrito en la via Gherardi / Little dog in via Gherardi

I like my neighborhood. My area has a main street, viale Marconi, where you can find anything you need: shops, cinemas, libraries, supermarkets open everyday, and it's closed to the street market Porta Portese, maybe the biggest in Rome.

It's a bit dangerous thought. I have seen many pickpockets in action, and once they tried to rob me (they couldn't, I was smarter than them). I'm quite new in the area, so I think it's significant. There are also gypsies (I don't know their origin) living under the bridge. I don't think they're dangerous, but somehow help to create a feeling of insecurity. However, my neighborhood is a working class area. I like it, I feel comfortable, even if I wake up early with the first traffic noises, and definitely I prefer it to the place I used to live in EUR, where everything was more expensive, and you couldn't find so many shops.

lunes, 16 de abril de 2012

Primavera alla italiana


Ah, la primavera!

La primavera es especialmente hermosa en Italia. Y no lo digo por decir, que quien me conoce sabe que uno de los peores rasgos de mi carácter es que no soy para nada impresionable y sí muy crítica.

Pues sí. Después de dos primaveras en la Toscana y otra en Lazio, tengo que admitir que esta estación es mucho más bonita aquí que en Cataluña. Llueve mucho, pero l'aprile piovoso fa il maggio grazioso.
Yo no soy una persona alérgica. Sin embargo, aquí he pasado horas muy malas con ojos llorosos, estornudos y momentos sin poder respirar. Es de un verde arrollador, salpicado con flores blancas y amarillas.

Esta vez no quería decir nada especial, sino tan solo mandaros unas fotos de la primavera.

lunes, 2 de abril de 2012

Buscando piso

Hola!

Estoy de vuelta, aunque no sé durante cuanto tiempo... ya sabéis que no soy muy constante.

En la última entrada os contaba cosas sobre Florencia, si no recuerdo mal. Ese periodo ya pasó, pero me quedé en Italia: un año y pico en Florencia y 6 meses más en Roma. Acabado el contrato en Roma, volví a España durante un mes, pero ayer volví a Roma! Pasaré la primavera disfrutando della dolce vita.

Así que tuve que buscar un piso. Ya sabéis, bases de datos por internet del tipo Easystanza, Kijiji, la web de couchsurfing y otras direcciones. Escribir mails, llamar y recibir llamadas. Quedar para ver habitaciones, al menos 6 o 7, mirar que no coincidan en hora.

Cuando llega el día, te llevas un bocadillo y una botella de agua (al menos 1,5 litros). Te compras un billete de metro, uno de esos de viajes ilimitados de 1 día y, entonces, empieza la maratón. Al principio tienes muy claro qué es lo que quieres, cómo lo quieres y cuánto estás dispuesto a pagar. Claro que, en una ciudad como Roma, estos estándares bajan rápido.

Mi primera visita fue muy bien. Se trataba de una muchacha muy simpática y la habitación estaba situada en un barrio que parecía muy bueno, cerca de la piazza Buenos Aires. El problema es que no está cerca del metro: hay que coger un bus y luego el tram para llegar a una parada de metro que, además, está en el otro extremo de la linea. Demasiado lejos como para llegar puntual al trabajo por las mañanas.

Después quedé con unos estudiantes que me habían dicho que buscaban compañera de piso. Lo que yo no sabía es que también buscaban piso. Y que irían a ver algo el lunes por la mañana, cuando yo tenía ya que estar trabajando. Eso sí, eran muy simpáticos. Estuve charlando un rato con ellos y luego me fui.

Me fui a visitar un segundo piso, en Testaccio, zona muy trendy (y muy cara). De todos modos, pensaba que, aunque la habitación fuese cara, a lo mejor valía la pena vivir por una vez en un barrio de moda, bien situado, con muchas tiendas y restaurantes, gente joven y actores de la tele. Al abrir la puerta, me vino a saludar un gatito gris, muy bonito y súper cariñoso. Vi a lo lejos una gata hembra, pero a través de la mujer supe que había otros gatos en casa y en el edificio. Me gustan los gatos, pero no me gustó el hecho de que la habitación que enseñaba tuviese la puerta abierta, ya que los gatos pueden entrar y dejar pelos en la cama. Además, no se podía acceder al balcón de la habitación porque había una reja para prevenir que los gatos salieran por esa puerta (!). Tampoco me gustó que la mujer dejara bien claro que prefería la compañía de los gatos a la de las personas y que, por esa razón, no permitiera ningún tipo de visitas. En fin, me fui un rato a descansar, a comerme el bocata y a tomar el sol a la escalinata de piazza di Spagna.

La próxima casa que vi estaba en el barrio donde está el Mercato Latino, por Re di Roma. El barrio me encanta, hay muchos sitios donde hacer aperitivos, está bien comunicado, aunque un poco lejos del trabajo, tiene mercado, y el centro está relativamente cerca. Pero quien me abrió la puerta de la casa era la hija adolescente de la propietaria del piso y yo no quiero vivir con familias otra vez: una vez y basta. De todas maneras, esperé a que viniera la madre. Tengo que decir que ambas eran muy agradables. Esta mujer es budista. Me invitó a recitar con ella (lo hice por divertirme), me dio un libro y me dijo a qué sitios podía ir a recitar.

Total, esta vez tuve que correr para poder llegar a tiempo y ver otro piso: el que me he quedado. Es en la zona del ponte Marconi, que me encanta, mi habitación es grande y acogedora, tiene balcón propio, ventana con vistas al mosaico de San Paolo, los compañeros de piso son normales, bastante agradables y, en definitiva, mejor imposible!

Ese día, de vuelta a Florencia, dormí como un bebé.